Ahora, ni en invierno desaparecen del todo los mosquitos. Aún los vemos a nuestro alrededor ¿verdad? El cambio climático les está sentando bien. “La subida de las temperaturas reduce la mortalidad invernal”, confirma Sarah Delacour, investigadora de la Universidad de Zaragoza y experta en infecciones causadas por mosquitos. De un tiempo a esta parte, a Delacour se le amontona el trabajo. A más viajes a zonas tropicales, más mosquitos y nuevas especies.

¿Pero son sólo una incomodidad o más bien una amenaza para la salud pública? Los investigadores no quieren ser alarmistas, pero cuentan que ya hay en España malaria y dengue autóctonos, o sea casos de enfermedad contraída aquí mismo, encima sin siquiera haber viajado. ¿Volverá la malaria a ser endémica en Europa como lo fue hasta 1964? No querrán los científicos alarmar a la sociedad sobre las enfermedades que transmiten los mosquitos, pero ya están liberando machos estériles para reducir su población. Se esterilizan en el laboratorio, se comprimen por miles y pueden ser enviados incluso a zonas lejanas para su liberación.

De este modo no habrá tantas hembras gestantes, que son las que nos pican. ¿Que por qué pican? Pues porque “necesitan proteína animal para completar su ciclo de reproducción”, cuenta Sarah Delacour. “Unos son oportunistas, como el mosquito tigre, y pican a personas y a animales; otros sólo pican a personas y otros, sólo a animales”. Y qué inteligente es la Naturaleza: cuando ‘la mosquita’ te pica, te inocula un anticoagulante y un inflamatorio para que acuda más sangre a la zona y pueda llevarse en poco tiempo una buena cantidad.

Para evitar los picores, lo mejor es no rascarse. Dicho por Delacour. Y para evitar contraer enfermedades (malaria, dengue, chikunguña… o peste equina o lengua azul si eres animal) cuando viajas a un país tropical, hay que informarse bien sobre el uso de repelentes, evitar anocheceres y amaneceres y vacunarse si procede, aunque hay muy pocas vacunas para infecciones transmitidas por mosquitos. Ojo, éstas no se contagian con el contacto; sólo a través de las picaduras del insecto.

Además, podemos hacer otra cosa para evitar que los mosquitos se reproduzcan a lo loco. Aunque el principal control es institucional, a través de esa suelta de machos estériles, a nivel particular también podemos erradicarlos en nuestro entorno evitando el agua estancada, que es lo que los mosquitos necesitan para poner los huevos. “En recipientes artificiales que se quedan con agua también crían -advierte Delacour-, muchos, ahora, en los huertos urbanos”. Así que demos una vuelta de inspección por el jardín de casa o por el parque de al lado y, donde veamos agua estancada, echemos agua hirviendo. Delacour recomienda también el uso de mosquiteras, lámparas ultravioletas y cebos que huelen a persona.

“Es mucho mejor localizar los puntos de cría, porque los mosquitos no vuelan kilómetros”. Sólo se alejan mucho si viajan en coche. Pero también podemos usar insecticidas, aunque están surgiendo ya muchas resistencias. Y existe una pintura, cara eso sí, con moléculas que contienen insecticida en su interior y que hace que un mosquito muera si se posa en la pared pintada con ella. “Es muy eficaz contra muchos insectos, mosquitos, chinches… ; dura el efecto unos dos años y se usa también en alcantarillas para las cucarachas”.

En los meandros de los ríos, algunas especies ponen huevos que aguantan meses la desecación. Se quedan en el barrillo y cuando sube el nivel del agua se produce la explosión y consiguiente invasión de mosquitos. Es lo que sucede, por ejemplo, en el Ebro zaragozano, en la zona que ocupó la Expo de 2008. Y las larvas se hallan muestreando las aguas.

Entonces, ¿es cierto que a los mosquitos les gusta la sangre de unas personas más que la de otras? Algo tiene de cierto esta leyenda, aunque no es por una sangre más dulce. “Te pican más dependiendo de las hormonas, de tu alimentación y de la temperatura corporal”, indica Delacour. Desde luego, es el calor y el CO2 que libera nuestra respiración lo que ayuda a los mosquitos hembra a localizarnos. Por estas dos pistas se guían.

Si, además de evitar las aguas estancadas, nos quedamos con ganas de hacer algo más por someter a estos incómodos (¿o peligrosos?) insectos, descarguémonos la aplicación Mosquito Alert y ayudemos a los científicos en esta aventura. Delacour reconoce que “la ciencia ciudadana está ayudando un montón”. ¡Ah! Y recordad también poner carpas en el estanque; son depredadoras naturales de las larvas de mosquito. Éstas han sido fotografiadas tan espléndidamente, como se ve en la foto de portada, por James Gathany.